Sabías que Chiclana tiene una extensión territorial mucho mayor a la de ciudades cómo Milán y de más del doble de la de París?.
Todo esto ha siempre generado en mi gran interés y fascinación. Sobre todo cuando pienso en otro dato fundamental, y es que Chiclana de la Frontera cuenta con los mismos habitantes que viven en mi antiguo barrio de Milán, por ejemplo.
Esta es solo una de las diferencias que se pueden encontrar entre un pueblo y una ciudad. En este artículo vamos a examinar unas cuantas más, o por lo menos las que a mi más me llaman el atención.
EL TERMINO MUNICIPAL DE PARÍS TIENE 100 KM2, MIENTRE EL DE MILÁN TIENE 181 KM2. ¡CHICLANA CUENTA CON 220 KM2 DE EXTENSIÓN!.
Introducción:
Para quien ha siempre vivido en una ciudad metropolitana vivir en un pueblo cómo Chiclana es cosa extraordinaria y especial. Y esto porque nota que existen unas diferencias fundamentales que te sorprenden y fascinan cada día.
La diferencia entre pueblo y ciudad la puedes ver bajo muchos puntos de vista. Estos son los que más me llaman el atención:
Primera diferencia entre pueblo y ciudad: el espacio rural y salvaje:
En primer lugar, lo que siempre me ha sorprendido es que las superficies de los espacios libres son notablemente mayores aquí en Chiclana que en mi ciudad de nacimiento. Además, se trata de un espacio libre diferente a lo que se ve en una ciudad metropolitana.
Efectivamente es un espacio “no controlado”, rural, salvaje. Unas áreas de la ciudad que son, en muchos casos, inaccesible para el hombre. Quiero decir que no están preparadas para que los humanos puedan acceder a ellas. Algo que siempre ha generado en mi gran fascinación y sorpresa.
Y esto porque en mi entendimiento, así como pasa para todos los que han vivido buena parte de su vida en una ciudad grande o una metrópoli, no es concebible que en mi ciudad pueda existir un espacio “selvaje” e inaccesible para las personas.
El espacio rural suele ser parte de otra realidad, un lugar diferente que no se mezcla con la ciudad donde uno vive. Y para alcanzarlo hay que recorrer largas distancias en tren o por carretera.
En Chiclana, así cómo ocurre en otros pueblos, esto no es así: todo se mezcla, el espacio urbano con el espacio rural.
Viviendas en el campo, chalets con grandes areas para que los niños jueguen, playa, naturaleza y gente maravillosa, todo esto en un mismo lugar.
Incluso se vive en zonas rurales sin calles asfaltada con casas construidas por uno mismo.
Y es incluso innecesario que las viviendas se sirvan de la red pública de abastecimiento. Por esto puedes tener un pozo para el agua, con una fosa séptica para el acumulación de aguas fecales y aprovecharte de la energía que te ofrece el sol cuando la compañía eléctrica no te instala un contador de luz. Y esto en áreas que se encuentran casi prácticamente en el pueblo, y no en zonas rurales alejadas de esto. Me parece todo increíble y extraordinario.
LA CIUDAD GRANDE SUELE REPRESENTARSE CON IMÁGENES DONDE PREMIA EL ORDEN Y EL «CONTROL» DE SUS ESPACIOS
Por el contrario, en las grandes ciudades todo se controla. Cada centímetro de la ciudad esta urbanizado y construido. Ordenado y limpio (limpio casi siempre…). Nada se deja a la improvisación y a los “antojos” de la naturaleza.
Segunda diferencia entre pueblo y ciudad, la relación con el espacio construido:
Otra cuestión que siempre me ha sorprendido positivamente es la relación que existe entre el espacio construido y las personas. En Chiclana te mueves en una dimensión muy especial. Existe una escala entre las personas y las construcciones muy armónica y proporcionada. Condición que te infunde gran serenidad y bienestar.
Todo es muy bien proporcionado para que nadie se sienta “dominado” por el espacio construido. En una ciudad grande los edificios te dominan, te proyectan sombra, te anulan. Ocho, nueve…..quince plantas. Unos monstruos.
Aquí en Chiclana el edificio más alto que conozco tiene cinco pisos. La mayoría de ellos tienen una o dos plantas, y esto contribuye a que exista una gran armonía espacial entre las personas y el espacio donde se mueven, la ciudad consolidada.
Tercera diferencia entre pueblo y ciudad: ¿Dónde está el horizonte?:
En una metrópoli nunca verás el horizonte natural en el sentido de la unión del cielo y la tierra. Solo verás, en lugar de él, una silueta de bloques de edificios difuminadas en él cielo.
En localidades cómo Chiclana el horizonte natural es visible en casi todas las direcciones y es extraordinario. Puedes elegir entre el horizonte hacía la marisma, donde existe una linea recta que divide cielo de marisma, o hacía el mar, o hacía los pinares, etc.
Todas las vistas son dignas de cómo mínimo una fotografía.
Algo que te proporciona una sensación de gran paz interior.
Cuarta diferencia entre pueblo y ciudad: discute con el alcalde de Chiclana:
Otra cosa que siempre me ha gustado es que en Chiclana es fácil que te encuentres el alcalde en las calles de la ciudad. Algunas veces discutiendo con algún ciudadano que le recuerda que ciertas calles siguen sin farolas etc. O que en otras calles siguen aparcando allí donde las aceras están pintadas de amarillos creando insalvables incomodidades para los conductores.
Esta comunicación, que puede ser tan directa con la persona que más poder tiene en la ciudad, despierta en mi grande curiosidad e interés.
Más de uno posee en Chiclana el número de teléfono del alcalde para poder hablar con él en cualquier momento (o casi).
Recuerdo haber visto el alcalde de mi ciudad de nacimiento “en vivo” solo durante un meeting y en la televisión, nada más.
Y nadie se crea que el alcalde de Chiclana tiene meno poder que el alcalde de Milán!. Efectivamente algunas cuestiones que se tratan en Chiclana tienen gran envergadura e importancia. Incluso más, a veces, de la que afronta el alcalde de una ciudad importante.
Y estas son solo algunas de las cositas que me gustan de Chiclana, y que diferencian un pueblo de una ciudad de grandes dimensiones. E incluso existen muchas más.
→ Decubre todo lo que se puede hacer y disfrutar de Chiclana
¿Se te ocurren a ti algunas más? Ayúdame a completar este relato.