Cada día es más común despertarte en un entorno poblado de numerosas antenas de comunicación. Ya no hablamos únicamente del común vecino que compra dicho utensilio para poder disfrutar de un nuevo paquete televisivo, sino también de las propias antenas que las compañías telefónicas, con el objetivo de potenciar su servicios de Air WIFI, nos colocan cerca -eso sí, en ocasiones remuneradas mensualmente-. Este hecho nos despierta un gran duda. ¿Es bueno vivir cerca de ella? En este post vamos a repasar su problemática en cinco sencillos tics.
Cinco claves que pueden ayudarte a saber qué consecuencias tiene vivir cerca de antenas de comunicación
- DOLORES DE CABEZA. Por regla general, las antenas acostumbran a tener un ratio de frecuencia especialmente bajo, aunque también aportan un gran alcance de señal. Varios estudios realizados durante los últimos años han dejado claro que vivir cerca de antenas de comunicación puede ser una causa que ayude a la aparición de cefaleas constantes. Unos dolores de cabeza que a priori no deben ser especialmente molestos, pero que sí generan un malestar continuo.
- ANIMALES. ¿Notas que tus mascotas se comportan de manera diferente? Pues bien, la antena puede ser una de las causas. La percepción de nuestros pequeños compañeros de casa es realmente increíble. Son capaces de captar las ondas que emiten las antenas cuando nosotros, visualmente y sensorialmente, apenas las notamos -más allá de los posibles dolores de cabeza y el tercer punto que trataremos a continuación-. Dichas ondas producen cierto «agobio» a los animales, comportándose en ocasiones de una manera mucho más reaccionaría que el propio uso o forma de ser habitual. Por lo general, gatos y perros son los que más sufren dichas consecuencias.
- ESTÉTICO. Una de las claras consecuencia de tener una gran antena cerca de casa, o simplemente una parabólica, es el propio factor estético. En muchas urbanizaciones llegan a prohibir la colocación de las mismas para no romper con el diseño original que buscaban. Asimismo, serán pocos los que vean atractivas las antenas, ya que por lo generar producen un pacto realmente negativo en el entorno, algo que nos puede afectar a nuestro valor anímico, y que en parte supone un duro revés a nuestras inversiones. Un lugar con muchas antenas es un casa devaluada.
algún intento de mejorar sus estética más o menos conseguido
Nuestro consejo
Lo cierto es que cada uno es libre de tomar su decisión y decidir si desea o no vivir en un lugar con muchas antenas. A nivel de inversión, es totalmente desaconsejable, y por factores de salud, la estadística apoya aquellas personas que prefieren espacios abiertos con pocas antenas para vivir.
Es innegable que en ocasiones, para poder contar con lo último en tecnología tenemos que convivir con estos pequeños y medianos «vampiros». Pero deben ser precavidos. Vivimos en una época de tecnologías y radiaciones, en las que evitar el contacto continuo y directo con las altas y bajas frecuencias nos puede ayudar a vivir de forma más saludable.
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